5.02.2008

Y volver, volver, volver...

Está sentada fumando y leyendo,
frente a ella humea mal café en un vaso
- leche y azúcar matan el sabor a rechinado -.

Ellas entran
rubias mal teñidas,
raíces negras y canosas,
sudorosas de trabajo,
rojas de sol quemante,
sonrientes
- como siempre -.

No puede evitar oírlas
el trabajo de cada día
- ¡que dicha que hay trabajo! -,
seis mil colones por día,
diez horas bajo el sol,
seis días a la semana,
caminando sin parar,
rechazo tras rechazo.

Se detuvieron para almorzar
- con costos pueden pagarlo -
y comentan, el clima,
el cansancio,
el abandono del marido,
la hija en la universidad,
el trabajo
- ¡cuánto trabajo! -,
el mal salario...

Quince encuestas por día
- poniéndole -
y la mala cara del jefe.

Se ríen del viejo explotador canoso.
Se burlan con dolorosas ganas.

Llega la morena de la soda
tampoco le pagan bien
y el gusano cobra caro.

También las oye,
la mira a ella que niega con la cabeza,
identifica el dolor conocido,
asiente y levanta los hombros
- cree que no puede cambiar las cosas -.

La morena se va.
Ella piensa.

Qué bueno haber vuelto ...
es una mierda el capitalismo,
me sigue golpeando en la cara
nos sigue golpeando la cara.

Eso me dice que estoy viva,
que aún tengo ganas de pelear.

Sonríe, se levanta y sale.

--

Buen provecho
, chicas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy curioso, los días pasan tan rápido que ni se notan, ni se sienten, pro ellas no saben de política, economía, quizá ni de meteorología…. Lo que si saben es del peso del sol verdugo, de la renta de fin de mes, de los pases, del hueco hijueputa que se siente en la panza luego de caminar todo el día, del hueco hijueputa que se siente en la billetera para poder tapar el otro hueco.
Me las imagine demasiado!