Hay dolores imposibles de llorar en monocromo.
8.29.2009
8.22.2009
8.21.2009
8.15.2009
A mi me da como una desesperación enorme, incómoda y dolorosa. Se me angustian las pestañas por decirle, me duelen los nudillos de las ganas reprimidas de darle un par de cachetadas o algo así. Quiero contarle que ese nivel de melosidad no es normal y que no, que la vida no siempre es color de rosa (aunque el cielo sea definitivamente azul). Me enferma que la muchacha bonita no quiera, no pueda o no entienda que ella debe, que ella (y nadie más) tiene que hacerlo, que no hay otra opción más que matar a esa vieja, para que ella sea pueda ser libre, para que pueda ser feliz en serio, para que se suelte esas trenzas y deje tirada esa sonrisa de palito de dientes (que amo, pero no creo).
Porque ella se lo merece -lo de matar a la vieja primeramente, pero lo de ser libre y feliz también-, pero no lo sabe (o no se atreve a saberlo).
Porque ella se lo merece -lo de matar a la vieja primeramente, pero lo de ser libre y feliz también-, pero no lo sabe (o no se atreve a saberlo).
Ella, me temo yo,
no tiene ni la más remota idea,
de todo lo que se merece.
8.10.2009
Me acuerdo, sí claro, me acuerdo clarísimo.
Me acuerdo aquella noche horrenda; la pelea, el desplante y las lágrimas. Y yo, como una mocosa de dos años, llorando en público sin control alguno de mis actos.
Ahí estaban los de siempre, los abrazos, los amigos y la pena ajena. Me tomaste del brazo y dijiste: nos vamos. Recuerdo llegar a casa, el olor del café caliente quemándome los dolores, me envolviste entre brazos y sueños hasta que me quedé dormida, ahí, escondida en tu pecho.
Me desperté (vestida) entre tibias sábanas azules, música de fondo.
Recuerdo clarísimo el color de esa voz, la canción, las manos, el gesto y los besos.
Me acuerdo aquella noche horrenda; la pelea, el desplante y las lágrimas. Y yo, como una mocosa de dos años, llorando en público sin control alguno de mis actos.
Ahí estaban los de siempre, los abrazos, los amigos y la pena ajena. Me tomaste del brazo y dijiste: nos vamos. Recuerdo llegar a casa, el olor del café caliente quemándome los dolores, me envolviste entre brazos y sueños hasta que me quedé dormida, ahí, escondida en tu pecho.
Me desperté (vestida) entre tibias sábanas azules, música de fondo.
Recuerdo clarísimo el color de esa voz, la canción, las manos, el gesto y los besos.
Esa mañana,
-sumada al juego-
es la razón que tengo
para quererte así,
en estos ratos.
-sumada al juego-
es la razón que tengo
para quererte así,
en estos ratos.
8.07.2009
Espacio publicitario (no) pagado
Que la Camila volvió a bloggear y como a mi me gusta mucho ser porrista; le hago publicidá
pa´que la visiten (ojalá que escriba pronto prontito, eso si).
pa´que la visiten (ojalá que escriba pronto prontito, eso si).
8.02.2009
Chiper
Que cagada cuando una extraña,
cuando le hace tanta falta alguien
y por más que una llorara,
no, no hay nada que hacer.
cuando le hace tanta falta alguien
y por más que una llorara,
no, no hay nada que hacer.
Y no, no hablo de culioladas
estoy hablando de la puta manía
que tenemos los seres humanos
de extrañar a nuestro muertos.
estoy hablando de la puta manía
que tenemos los seres humanos
de extrañar a nuestro muertos.
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