5.29.2008

Crónica de una noche en el bar de costumbre

Tus labios me miran de reojo
y percatarse es inevitable
me estás viendo,
sabés que es evidente,
tratás de disimular
- infructuosamente,
por suerte para mí -
y yo sé que tratás de evitarlo.

Mis ojos te buscan sin pudor
te devoran eternamente
concentrados en las comisuras de tu boca
en los pliegues de la piel
que cubre el cuerpo que amo
en los recuerdos,
reviviendo nuestra historia.

Ya sin miedo.

Sabés que lo intento
que quiero mirar en tus ojos
y decirte
- otra vez -
cuánto lo siento
espero que devolvás la mirada,
esa que me incendia la piel
bajo la ropa.

Pero vos,
querés acabarlo todo,
devolver,
con puñales el daño

y lo hacés,
lo hacés bien,
porque todo
- o casi todo al menos -
sabés hacerlo bien.

Es un juego, talvez,
o sencillamente crueldad;
sentirte bien,
verte aún mejor,
así...
lejos de mí.


...y hacérmelo saber...