11.24.2008

Mi máxima tolerancia a las tóxicas fiestas radica en las melcochas, el queque con semillitas y fruta seca que huele a ron, el fogón encendido de mi abuela y por supuesto, el aguinaldo.
En materia de bodas, se reduce aún más, en especial si hablamos de varas como el testigazgo\madrinazgo o como se diga. En ese caso, maes, es sólo porque son ustedes y porque se puede llevar (bajo el vestido blanco y el traje) ropa interior roja salvatandas en la que se lea:

"No creo en esta putada".

En fin, se vienen las fiestas y de las fiestas se viene la boda, hay que volverse locos, ponerse vestido y sonreir. Sólo porque yo se que sí, porque son y somos, y ya. Porque una hace esas cosas cuando es gente a la que quiere.

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