Hace más o menos un año,
les conté que ellos se fueron.
El y ella. Juntos.
- y... ¡puta, como dolió!
Dejaron atrás una historia,
una casa con silencios asesinos,
una forma de vida,
una familia…
un nosotros.
una casa con silencios asesinos,
una forma de vida,
una familia…
un nosotros.
Ayer regresaron (oficialmente)
con llaves y todo, regresaron
-aunque nunca se fueron del todo-
El y ella, los dos...
más juntos que nunca.
En el camión de mudanzas traen
-además de cajas, la cabeza de mono y el sillón-
nuevas historias,
nuevos ruidos en las sombras de la noche,
nuevos colores para las paredes
y para ese nosotros que no se acabó,
a pesar de lo mucho que –todos- cambiamos.
.-además de cajas, la cabeza de mono y el sillón-
nuevas historias,
nuevos ruidos en las sombras de la noche,
nuevos colores para las paredes
y para ese nosotros que no se acabó,
a pesar de lo mucho que –todos- cambiamos.
.
Y es que… No es lo mismo, pero es -casi- igual.
..
Por cierto, paralelamente, él -unico culpable de mi adicción a este espacio- se reintegró a la blogósfera, reactivó su viejo blog y abrió uno nuevo. Deberían leerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario