10.15.2008

Favor leer sin detenimiento

Me gustaba el color extraño de sus ojos, su espalda cuando temblaba y se arqueaba violentamente al contacto con mis dientes, mis manías y perversiones./ Aquella madrugada de tango me hizo vibrar la piel y soñar despierta mientras caminaba por el barrio (de los dos)./ Me encantaba el cansancio de las noches en vela y el sueño cálido de las mañanas en su cama./ Deseaba con desquiciada intensidad las ojeras, el dolor de cuerpo y sus uñas marcadas en los bordes de mi espalda./ Me gustaban sus palabras en mis oídos y el zumbido insistente de la madrugada en los rincones de los cuerpos./

Y ahora, perdió el gusto y la emoción, se acabó el tono, el calor áquel y el olor salado del deseo. No, no, simplemente no. No bastan. No es eso. No quiero eso, no quiero solamente eso. ¿Me volví loca o esta vara es normal? Las sábanas húmedas parecen mejores. Estoy así, no sé, así, “bien”, creo. Bien. ¡Qué raro! Todo es raro, y “bueno” generalmente en estos días. Lo dije desde el principio, no me lean detenidamente. Porque igual el miedo aún me hace mal, excepto cuando estas mismas sombras me cobijan mientras aprendo a disfrutar morbosamente el desarrollar talento para paladear un limón dulce, antes que el zumo se amargue por acción del tiempo. Y así es él, raro y complejo, sorpresivo. Es alguien que no es capaz, y sí, por suerte. Y yo, así, loca y rara, rara sobretodo –o no, no sé–. Soy así y me dan loqueras como esta de que no funca la vara con vos o con vos, o incluso -cariño- con vos. Ni yo me entiendo, pero así es. Chau nene, no voy a decir "lo siento". No te sorprendás que de pronto un miércoles por la noche llamés y te diga que no quiero, que estoy ocupada. Ajá. Así, nada más. No me digás entonces que es la tercera vez que pasa lo mismo, que me volví loca y que es la peor de mis manías. Sobre todo, no te sorprendás de que yo me ría de vos, sí, claro, de vos.

¿De quién más?

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