" Yo tengo hijos como de la edad de ustedes,
pero claro, ellos son distintos... son gente normal"
De pronto se me asoma una sonrisa a la boca
veo a los dos camaradas que toman café conmigo,
dos que han estado por miles de cafés,
que me han visto llorar, gritar y reir,
que me cachetearon y me cachetean...
dos maes que están y son,
que estarán y serán siempre en este lienzo.
Esa "anormalidad" que suena denigrante
es precisamente lo que nos tiene aquí y ahora,
el motivo que nos vincula y nos afirma
que impulsa esta forma de vida,
este anhelo de reconstruir la sociedad.
Entonces se vuelve maravilloso ser anormal
y el café compartido así, sabe mejor.
Una esperanza compartida es la más deliciosa locura
y a la vez, la mejor excusa para no dejarnos morir.
y a la vez, la mejor excusa para no dejarnos morir.
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