1.11.2008

2007

A finales del año pasado leyendo los garabatos de la Nice, me entró la necesidad de copiarle la tradición y hacer un recuento. A falta de pautas temporales universitarias (dígase, semestres) mi vida transcurre por años, así que, con el ya obtenido permiso de copiar la idea de mi amiga, acá les va mi recuento de este cataclísmico 2007 que – por suerte – ya acabó, pero a falta de tiempo para hacer catarsis, se publica un poco tarde.

Fue un año de cambios, choques, rupturas, encuentros y reencuentros, simas y cimas cada día, cada minuto, cada segundo de esta cuenta del sol. En todos ellos, una misma soledad adentro. Un año multicolor y multisabor que termina - como un buen trago - con un tremendo dolor de cabeza y un mal sabor de boca.

Un agarrón, malas lecturas, una ruptura, mil discusiones, siete balances mal hechos, una secta, alerta en los coles, irme para crecer y volver, un camarada menos – espero que sea temporal -, un comité, mantas, camisetas, volantes y marchas, un 30-09 en Paseo Colón, un referéndum, un balance trotsko, abrir los ojos… todo era mentira y lo sabíamos, una decepción inicial por inopia, miopía y desvinculación todo el tiempo, unas elecciones, dos campañas de miedo, un memorando, una esperanza en los ojos de mi chica favorita, una marcha nocturna para recordar cómo comer línea, renovar contacto, unas cuantas reuniones; muchas planeadas, muchas fallidas, dos efectivas, una resolución, una familia que celebra tarde el año nuevo, muchos nachos, palomitas de olla, cafés, cigarros y pupusas, la brillante época de la economía de tallarines con soya, 10 cocacolas gratis con una sola tapa, un rito extraño, una casa que traquea con el viento, mis historias escondidas en las hendijas del suelo, vino y marihuana para dormir de día, unos sillones feos, un colchón que apestó a pegamento por una semana, una chef en casa, un tocadiscos, tango por las mañanas, el Rincón de Alex, El Pueblo sin boinas y la muerta de hambre, una ida pendiente a Karymar, poker y cacique los sábados, Bailando por un Sueño, desayunos de política y género, un cómplice en casa, la moral revolucionaria que apacigua, madrugadas en la ventana, un susto, Rosita y el 99, Sex and the City antes del trabajo, litro y medio de café por la mañana, un clóset enorme y bisutería compartidos, disfrazarnos de comeflores, quemar los frijoles, Políticamente Incorrectas y Mariscar, la comida deliciosa de Espuelas, un cambio de chef, una limpieza profunda nunca hecha, un tiempo difícil, el cuarto de los gritones, una separación dolorosa, la casa por la ventena, las mudanzas y el cierre de una época adorable con calendario perdido, un amigo-compañero-enfermero-camarada-almohada-amante-confidente-pañodelágrimas-familia maravilloso, un cuerpo con alma en mi cama, unas manos que amé, la defensa de la barba, unas chancletas, un buzo azul para dormir, camisetas sin mangas, el cielo y el fuego de Montezuma, el cine, sábados en la feria a mediodía, helados de palito, guápiles por la pista con sombreros y sonrisas, el 88 y Sand de vez en cuando, el lado izquierdo de la cama, un colchón que destrozaba mi espalda, una canasta de ropa sucia, aceite de ajo, vino y queso para celebrar a lo burgués, amor con sexo, una familia extraña, un ventilador haciendo el único ruido de la madrugada en el cuarto, una perdida en moto, comida china, palomitas con pimienta y canela, un dicho mejicano, despertar a alguien cada mañana, el odio al suavizante, desayunos en la cama con sabor a carcajadas, un desgaste, la miopía de nuevo, un silencio, sesenta mentiras, una traición, un secreto bien guardado, mil castigos, la foto que nunca tomó, una ausencia, una rehabilitación aún en proceso, dormir en el sillón, ser lo peor que le pasó a alguien, llorar en público y conscientemente, abrir heridas, echarles sal, extrañarlo, extrañarme. ExtrañarNOS, al final. Un final. Un mal final. Un mae tímido, chistes pasados de tono, un “mucho ring ring y nada de helados”, una probadita, acumular banco, cigarros por excusa, una conversación complicada, una madrugada – vino para mí, smirnoff para vos – para pensar, una mala decisión, un extraño e incómodo almuerzo en el Mall, un par en la soda – ¡que difícil es esconder esto! - un carro chata, una cruel canción de Plaza, miradas escondidas, correo saturado, la envidia ajena, una compañera que no me habla por tu culpa, un desayuno en el suelo, un postre delicioso, un café en Burger King con lluvia y abrazos en público, café con leche fría y dos de azúcar, dos chocolates y una galleta, helados con picaritas, un beso arriesgado, una bicicleta, tres posts, tus celos y los míos, muchas rarezas, ser la teoría del caos, un viajecillo a la sabana, policías vigilantes, el parque de la paz, ser “la otra” y que no me importe, vidrios empañados, interceptada en la calle camino al trabajo, alguien no fue a mi cumple, meses de silencio, un volver al inicio, llamadas telefónicas, una visita a mi casa nueva, una taza de buen café, sexo con lágrimas, besos no permitidos en lugares arriesgados, “un vino, cuatro paredes, vos y yo”, la intermitencia, una aventura ilícita, deliciosa y dolorosa, extrañamente no concluida – hasta hoy, al menos -. Volver a ser yo, sólo yo, dos separaciones y una boda, una despedida de soltera y una de soltero (que noche más rara), Fernanda para que me duelan las piernas, Dolores para calmar el ánimo, un chivo del Fran y Esteban, escuchar Sabina y Plaza al despertar, nuevos amigos, el 88 más que nunca, Eric´s Copas, una catarsis con gatos y espirales de pintura, sexo con sentimiento y sin amor, el piso manchado de la sala, un feria de las artes sin remordimientos, tres meses de día que trajeron estragos y amigos, una borrachera con Chiper para cuidarme, asma y gripe para irme de fiesta, el 193 en el ocho y de litro, un cumple con arrestos y Yagermaisten, una casa nueva, arroz quemadito, la muerta de hambre de San Pedro por café y a dormir, un pastel de arándanos aún pendiente, una frazada que huele a frazada, mucho cine y The Big Bang Theory – a veces amo mi horario -, dos hermanos perdidos y recuperados, un llanto con sonrisa nueva en la familia, una noche de reggetón, una de luna llena, sexo sin lágrimas, Heineken y modelitos, una lluvia de estrellas, hormonas alteradas, un beso a escondidas (¿o fueron más?), una cafetera, una almohada, el genial suavizante sin enjuague, lavar las sábanas cada semana, un cepillo de dientes, la persecución de la Ley de Murphy, una lavadora nueva, Mafalda en el cuerpo de mi amigo, doce kebaps sin miedo y con nostalgia, el trabajo sindical, las marchas sin consignas, el himno al ICE diez veces en un solo día, cojer en la oficina, un bloqueo catastrófico, manifestaciones frías y tibias, una moto hermosa, los idiotas autolumpenizados del 4to piso, un graffiti que me dio gastritis, varios rayones que me hicieron reír y sentir lástima, un “hay que matarlos”, un Santa Claus en Pathfinder del año con el que es un riesgo salir, noches bizarras, más celos, una españoleta a lo Almodóvar que se volvió carioca al ritmo de la máquina de la macha, sexo sin lentes y con aretes que suenan, una manita que dice NO si la cama se mueve, una despedida, dos Lucys, la cara congelada, Alannis de vuelta – uninvited, as always -, cosmopolitans, mohitos y caipirinhas en la cava de Il Pomodoro y de ahí a una fiesta de trotskos con el six pack de Pilsen Roja de siempre, la crisis informática, tener celular, irme de fiesta y llegar a casa sin celular, tener celular de nuevo, ser víctima de un robo y de nuevo sin celular, comprar un gajo y finalmente no quedarme sin teléfono, Ubuntu y el mundo de los pingüinos que al fin medio entiendo, igoogle, cien mil fotos, el diseño de un tatuaje nuevo, una nueva habitante en la sala de descanso, la época más grinch de mi vida, un tele decente, un chorreador propio, botas y paraguas nuevo para un día en que fui Amelie Poulain, un amigo para hartarme de comida chatarra, reír y llorar, almuerzos en la tortu y Soda la U, un café en la muerta a las 3AM y sin fiesta previa, conversaciones en la acera del aparta, tres días en la playa sin salir de la habitación del hotel, tres cervezas crudas, un muelle, salchichas viejas, yogur con granola, una caminada en la arena inundada, una llorada, una cerveza en el caño, malas películas en el cine, una fiesta de sociales, volver al semanario, la mala con M y la mala dolida, un cuento a medias, un balance acertado, café de aniversario, tamales de navidad, un consejo de gobierno con Vini, giras canceladas, una incapacidad depresiva, un mural desesperante, un mal polvo, una cena de fin de año, mis primas-amigas-madrinas insustituibles, un aparta feo y un gran ganador, un desayuno en el suelo de la cocina, unas elecciones, una convergifiesta familair, el Bals del Obrero, un amigo que paga pizza para todos, dos latinos en Wendy´s, Mocaccino de Entre Pans, el Teatro Nacional, la Plaza de la Cultura, aretes enormes, un carro chiva y carísimo, una fiesta en el chante sin tomar, reyes magos enormes y unos camellos demasiado pequeños, ser prestamista, un queque navideño, una madrugada sin decidir ni empacar, un abandono el peor día, un viaje eterno, una caminata, leyendas de montaña, "no compramos masmelos", chimarme montando a caballo, el tope de Las Mellizas, un par de golpes en la cabeza, una cama ajena, los ojos del hijo de un columnista, un rally, perdernos en… ¿dónde estábamos Diego?, una foto con Cory y Colón, una Ire desde hace mucho, merecer esa semana, un casi primo de vuelta al juego (¡qué miedo!), un 31 de fiesta eterna (¿ya terminó?), cultura chupística con champaña, un mensajito estúpido, una sonrisa en la contestadora y dos segundos antes de terminar el año un…

“¡SE ACABÓ EL CARNAVAL DEL DIABLO, NENA!”

Ufff… tiene razón Nice… se siente rico!

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