11.08.2007

Fe

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¡Y nos quedamos ahí como bordando el dolor,
como sacando del mar el rostro para llorar
y nos quedamos ahí con la certeza de estar
enredados entre remolinos y su amor!
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Creí haber olvidado ya la absurda y platónica obsesión por una sonrisa ajena, confusa y tremendamente significante...

No obstante, un intoxicante cigarrillo a mediodía tuvo el poder de cambiarlo todo...

Una mirada que me llena y me conmueve, que me satisface precisamente porque me devuelve a una muy recientemente inaugurada parte de mí, que olvidé poco después de descubrir.

¿Qué tanta relevancia adquirieron los tabús y las prohibiciones, como para que sacrifiquemos la estabilidad de ambas vidas, simplemente por correr un riesgo bizarro y mal calculado?

AHORA de Sabina se me vuelve recuerdo, caricias en los pies y ante el escalofrío que me recorre la espalda con besos, no puedo evitar preguntarme: ¿Será meramente la química la que hace que se me confundan las palabras y olvide realmente lo que quiero decir o es que la historia extraña que nos precede, me respalda los mareos?

Mil lunas de sonrisas, caricias y calma, no borraron el deseo de seguir ahí, donde hoy estuve por un breve instante...

Ese espacio que, sin importa donde estemos o quien esté alrededor, nos pertenece sólo a vos y a mí...

El rinconcito de un ave que resultó no ser de paso, y que deja tras de sí un delicioso sabor salado en los besos...

Ese que se llena de murmullos, humo azucarado y caricias con un aire de la crueldad de Alberto Plaza, con la emoción de encontrar piel bajo las sábanas y una sonrisa tras la tensión corporal...

¿Volvimos al inicio?

Espero respuestas...

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2 comentarios:

LAbarta dijo...

de cuales besos con sal hablas?

Daniela dijo...

No son besos con sal, esos son solamente tuyos...
Son besos salados, besos de mar...
Dejan sabores extraños, pero con sal sólo para vos...
Celoso de mierda!
Te dejo miles de mis besos con sal,