11.11.2007

Advertencia para tortugas

Otro grito en La MalaCrianza de noviembre... Dolida siempre!

Advertencia para tortugas


Daniela Muñoz
La MalaCrianza

Quien haya leído "Por qué Tío Conejo tiene las orejas tan largas" podrá encontrar cierta explicación sobre la abundancia -en términos económicos- con la que cuenta nuestro señor presidente, quien sin reparar en consideraciones hacia el prójimo, ha hecho hasta lo imposible -en términos constitucionales- para subir su fortuna a costa de la desgracia de quienes confían en él -en términos de "no sé cómo"-.

Si saltamos de la Tía Panchita a Jean de la Fontaine y revisamos más historias de conejos, en este caso el que compitió contra una tortuga en una carrera, encontramos una enseñanza que algunas y algunos de los del NO, no supimos comprender.

En primer lugar que no debimos competir en un terreno que no nos corresponde, en este caso, participar en el juego de este falso tipo de democracia, juego en el que los conejos (y unas cuantas conejas) son dueños de los medios masivos de comunicación, manejan las empresas que atemorizan y tienen gran peso e influencia en las instituciones que de forma suprema o cuarta meten la cuchara en estos asuntos; mientras que la tortuga ni sabe correr en este terreno, ni es el terreno en el que debería competir.

La segunda lección que nos deja este cuento es que el conejo perdió por quedarse dormido, pero en este caso se invirtieron los papeles. Fueron las tortugas las que se que se quedaron dormidas y no solamente eso, empezaron a soñar dulcemente con una fácil carrera, soñaron que no había obstáculos, que las reglas se seguirían al pie de la letra, que los jueces eran imparciales, que en lugar de tirarse al agua y nadar (o a las calles y marchar) era mejor correr en campo ajeno.

Lo peor es que hoy muchas tortugas aún no se han despertado, sufren horrendas pesadillas, pierden las ganas de ganar, se sienten desmotivadas y desmoralizadas, siguen tratando de buscar explicaciones en sus sueños… pero no se despiertan.

Hace falta que algún sector se tire al agua y haga bastante ruido para que despierte a las demás tortugas, para que se den cuenta de que casi todo ha sido una pesadilla, que aún no se ha perdido la competencia, que aún en las calles se puede ganar, que no hubo reglas ni jueces justos, que su campo no era la manipulada democracia y lo más importante, que el conejo no ha cruzado aún la línea del gane.

Por último, se ha de advertir que si no se hace algo, podemos correr la suerte de Manuelita de Peguajó, quien maltrecha, vieja, arrugada y sin ahorros, a causa del corralito argentino, viajó a Europa (con quien esperamos no meter las patas con otro TLC) para luego volver más vieja, a confiar una vez más en la democracia de su país, la cual, está maltrecha, vieja y arrugada, ahí, aquí, y en todas partes.

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