2.04.2008

Pereza

.
No quiero hablar,
ni comer,
ni llorar,
ni reirme,
no quiero dormir,
ni soñar,
ni oir música,
tampoco pintar
o leer...


No quiero sentir lo que
- inevitablemente -
siento...

Me concentro en que mi cerebro
emita la orden de bombear al corazón
y le indique a los pulmones
que tienen que seguir oxigenando el cuerpo...

Lo demás importa muy poco...
.
- El sol insistente de día
y el frío necio de la madrugada
duelen...
¡y duelen en puta! -
.
Escribo,
fumo
y tomo café...

sólo para que los que me quieren
sepan que sigo viva...
.
...si es que cabe esa definición...

2 comentarios:

Marte dijo...

Va a sonar feo pero por eso me gusta tu blog: por ser tan transparente

Poco a poco señorita...un paso a la vez

wílliam venegas segura dijo...

Debieras leer a poetas como César Vallejo, el de "Los heraldos negros":

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!