9.27.2009
9.26.2009
Confianzas
Juan Gelman
se sienta a la mesa y escribe
"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la Revolución" dice
"ni con miles de versos harás la Revolución" dice
y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán
no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos
ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos
"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la Revolución" dice
"ni con miles de versos harás la Revolución" dice
se sienta a la mesa y escribe
9.20.2009
A Pablo,
porque el chico que duerme en la parada del bus,
tristemente me recuerda tanto a vos...
porque el chico que duerme en la parada del bus,
tristemente me recuerda tanto a vos...
él no sabe que dia es hoy
ni cuando dan las diez
o cómo
y con qué
se comen los meses
él no sabe
que se hace viejo
que el clima cambia
que llueve menos
y aunque el suelo esté seco
él sabe que hace frío
que cada día hace más frío adentro
y que los pies helados
se mueren de ansias
y de inanición
sabe que cada tantos cansancios
uno de cada siete amaneceres
significa que llega ella
ella
y el niño
el olor a hogar
y las sonrisas
recuerda entonces
se llama Marco
o al menos
así le llama aquella voz
el ardor dulce de quien (aún) ama
la sagrada explicación
para no morirse todavía
y bajo la ropa sucia
el sudor añejo
los golpes
los años
la calle pegada a la piel
los vicios
los sueños truncados
se descubre humano
calor
caricia
es domingo
aunque él no sepa
domingo
ella
el niño
el desayuno semanal
el único
(y hacer que rinda)
y el nombre
9.05.2009
9.01.2009
8.29.2009
8.22.2009
8.21.2009
8.15.2009
A mi me da como una desesperación enorme, incómoda y dolorosa. Se me angustian las pestañas por decirle, me duelen los nudillos de las ganas reprimidas de darle un par de cachetadas o algo así. Quiero contarle que ese nivel de melosidad no es normal y que no, que la vida no siempre es color de rosa (aunque el cielo sea definitivamente azul). Me enferma que la muchacha bonita no quiera, no pueda o no entienda que ella debe, que ella (y nadie más) tiene que hacerlo, que no hay otra opción más que matar a esa vieja, para que ella sea pueda ser libre, para que pueda ser feliz en serio, para que se suelte esas trenzas y deje tirada esa sonrisa de palito de dientes (que amo, pero no creo).
Porque ella se lo merece -lo de matar a la vieja primeramente, pero lo de ser libre y feliz también-, pero no lo sabe (o no se atreve a saberlo).
Porque ella se lo merece -lo de matar a la vieja primeramente, pero lo de ser libre y feliz también-, pero no lo sabe (o no se atreve a saberlo).
Ella, me temo yo,
no tiene ni la más remota idea,
de todo lo que se merece.
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