6.20.2009

Me duele el ego,
los lentes,
las pupilas
y los párpados.

Me tiemblan los dedos
sobre tu piel dormida
y el duende morado
deja manchas en el suelo
al caminar.

Necesito mar
y bosque salado,
café fuerte
y luz de tarde.

Los pies reclaman la arena
y el cuerpo las manos.


Esas, precisamente.

1 comentario:

Ameyal dijo...

Es curioso pero regreso acá cada vez que puedo y siempre, siempre encuentro algo en lo cual me sienta reflejada... A veces tan intensamente, que asusta por la similitud de sentimientos.
Quizás sean simplemente los lazos de género.
Pero, aunque sea trillada la frase: me encanta cómo escribís.