6.06.2009

Así por sorpresa,
el olor húmedo
y las manos tibias bajo la ropa.
Una embestida sin pena ni lujo,
me estremece las mallas alquitraneadas.
El respiro en el cuello,
el vapor de la lluvia.

Salirse de la noche.

Así, vale mierda todo,
los testigos, el cansancio y la tormenta.


Recuerdo
cuanto me gusta paladear tabaco
sobre verde oscuro.

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