4.09.2009

El mar y las ganas

Si te hubiera temblado la voz por la mañana, no te habría dejado ir.

De un golpe y sin que se moviera la maría, te habría susurrado la historia, con los dedos sobre los zurcos conocidos...

Era mayo, me acuerdo bien.
No recuerdo la fecha, pero sé que en algún momento acordamos una, sólo por variar. Era mayo, en fin. Ese mayo olía a otros mayos de los que he oído hablar, eso creo. A mi me olía a tabaco, café y piel. También era un mayo de sueños, miedos, redes y humo, nos acosaban los sudores y los colores, las ratas y las sorpresas, los amigos y las risas. El café. Tiempo de revolcones y manifestaciones, diría Drexler. Y no, aún no es tan fácil, hay muchas cosas y la mayoría arden en rojo, todavía.

Y no sé, talvez así quiero que sea... que me tiemblen las rodillas y las pestañas a ratitos.
Así, como ahora.

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